¿Conversaciones de ascensor?
Hoy os traslado una pequeña conversación.. Bueno si como tal
podemos llamarlo.
Situación, esperando el ascensor en la planta baja de un
gran edificio. Pulso el boton y diez
segundos después una mujer de unos 50 años se sitúa a mi
lado.
-Vaya, si que tarda. ¿Lleva mucho tiempo esperando? - ¿que
tarda mucho me dice? Pienso yo, pero si acabas de llegar jodia, empezamos mal.
Me temo que este ascenso será poco gratificante
- No -respondo
- Mire aquí está, por fin
Por un instante dude
si sería mejor entrar o esperar otro ratito mas para no subir con aquella
mujer. Pero ya llegaba tarde así que no podía demorar más mi subida. Así que entramos ambas en el
ascensor.
- ¿A que piso va? Me pregunta
- Al noveno - respondo secamente. Me temo que será un largo
viaje... ésta tía quiere charla.
- Hoy hace fresco ¿verdad? Se nota que se acaba el verano.
Pero bueno, ¿piensa seguir hablando todo el trayecto? Creí
que no contestando o emitiendo meros gruñidos, acabaría aburriéndose de su
monólogo y cerraría la boca pero no, estaba equivocada.
- La verdad -¡Lo que me temía, piensa seguir hablando! -, este año ha sido
poco caluroso. Nos fuimos a Torrevieja con mis hijas y casi no pusimos el aire
acondicionado en todo el mes, ¡y eso que éramos 7 en el apartamento! Y un par
de tardes, ¡hasta tuvimos tormenta! Pero lo pasamos muy bien sobre todo los
nietos que son a fin de cuentas los que más disfrutan la playa...
¡El noveno piso, el
mío! Pensaba que nunca íbamos a llegar.
Ha sido un viaje eterno, parecía no
llegar nunca a mi destino. Si lo se subo por las escaleras, si no fuese por la jodia cadera...
- Mi piso, adiós.
Justo en el momento que salía, murmuró algo como "que maleducada y
desagradable, encima que le doy conversación".
Antes de que se cerraran las puertas del ascensor di un paso atrás quedándome
en medio sin dejar que se cerrara el
ascensor.
- Perdone señora -dije sin tan siquiera mirarle- desagradable
y maleducada hubiera sido si le hubiera dicho la verdad, si le hubiera dicho
todo lo que pensaba. Desagradable hubiera sido si le hubiera confesado que su conversación
me molestaba, que me importa un pito sus
vacaciones y su percepción sobre el clima y sobre su familia. Deme las gracias
por no haberle agredido, de gracias a mi forma de ser tan desagradable porque
por falta de ganas no ha sido.... Y calle que no la prendo fuego. Buenos
días.
¿Acaso hace falta dar conversación en un ascensor? ¿Tanto
miedo nos dan unos minutos de dulce silencio? Cuánto nos gusta escucharnos a
nosotros mismos.