domingo, 17 de abril de 2016

Una joya de medio siglo en el trabajo by La PutaVieja


Una joya de medio siglo en el trabajo

Hace poco hablé con una mujer nacida en un pequeño pueblo de Soria hace 50 años. Vino a Madrid para realizar sus estudios universitarios, se formó en empresariales y finalmente, por esas cuestiones de la vida, subsistencia, acabó desempeñando funciones de administrativo en Recursos Humanos. Durante sus casi 30 años en el mismo trabajo, se formó constantemente en diferentes áreas relacionadas con su trabjao y su formación para reciclarse constatemente. Hizo cursos, masters, de recursos humanos, ofimática, nuevas tecnologías, idiomas. Realmente, es una verdadera joya laboral. Bien formada, al día de los cambios laborales, con 2 idiomas perfectamente dominados..... lo dicho todo un tesoro.




Pero casi de la noche a la mañana, su empresa consideró oportuno prescindir de sus funciones siendo sustituida por una persona más joven, menos preparada y por supuesto por la mitad de su sueldo y con un contrato tan inestable como indigno. Fue despedida e indemnizada pero con la actual esperanza de vida, sus muchos  años que a esta mujer le resta por vivir, se transforma en una miseria vital.
Con esa situación, con ese pan para hoy y hambre para mañana, decidió que su vida laboral no podía detenerse al menos, hasta alcanzar la edad de jubilación y cobrar (ella duda que lo consiga tal y como está el panorama) su merecida pensión de jubilación tras tantos años de cotización.
“Afortunada” como nunca, a los 6 meses de su despido, encontró un empleo a través de un curso de formación que estaba realizando. A sus 50 años, fue contratada como becaria. Sí, como becaria una trabajadora de medio siglo de vida y casi 30 de experiencia laboral. Un contrato temporal de un año como máximo y con un sueldo insignificante.




Qué lujo, qué chollo para su empresa. Tiene contratada por el sueldo indecoroso de 400 euros  a una empleada con un gran bagaje laboral intachable y una formación digna de admiración.
Hoy, todo esto está viciando el mercado laboral y los empresarios se frotan las manos al ver como su trabajo sale a flote de una forma excepcional por un módico precio. Es triste tener que admitir que esta mujer como tantos y tantos trabajadores de su generación que hoy poblan nuestras empresas, se ven obligados a tragar para subsistir y no salir del mercado laboral.





En ocasiones, explica que es ella quien ha de explicar o solucionar ciertos asuntos a sus compañeros e incluso a sus superiores. Ella en numerosas ocasiones solventa escollos que sólo la experiencia profesional le ha proporcionado y que ninguna carrera universitaria, master o curso puede proporcionar. Que como dice el refrán “más sabe el diablo por diablo que por sabio” Pero ella a fin de cuentas es sólo una becaria por lo que no le reconocerán su mérito ni económicamente ni profesionalmente ya que en poco más” de 4 meses pasará nuevamente a las lista del paro. Lo dicho toda una joya para el trabajo, todo un “negocio” para el empresario.


 

 

miércoles, 13 de abril de 2016

La puerta sin sol by la PutaVieja.


La puerta sin sol



Quién no ha visto la famosa Puerta del Sol en su visita a Madrid. Por todos es de sobra conocido este punto geográfico tan transitado de la capital. Esta plaza es conocida tanto por los madrileños como por los visitantes de este país y también es símbolo a nivel internacional.

Cada 31 de diciembre, recoge a cientos de personas que celebran el fin de año tomando las uvas acompañado de las doce campanadas que emite el famoso Reloj de Gobernación del Casa de Correos, aunque todo el mundo ya lo conoce exclusivamente, como el reloj de la Puerta del Sol.




Los visitantes de provincias limítrofes han reconocido a Sol como punto no oficial de encuentro; es famosa la pastelería Me nombre isleño, la conocida empresa de ordenadores frutales, el oso y el madroño o la Mariblanca como punto de referencia de Sol. Es en esta plaza, donde el archiconocido kilómetro 0 queda retratado en fotos, selfies o en títulos filmográficos o literarios.
Es La Plaza de Sol donde el movimiento del 15M acampó durante noches y días, donde se entonaron gritos de rabia, protesta, es el punto donde mucha gente conoció el dolor y la ignorancia del mundo político sobre  la sociedad, donde abrieron los ojos muchos ciudadanos ante la realidad social y donde muchos políticos, se auparon para beneficio de..... seguramente no de los que dieron la cara en esa famosa plaza.




En los planos, webs, folletos y libros de turismo, la Puerta del Sol, es punto de referencia, visita obligada, símbolo de la ciudad. Es espacio de constante aparición en canciones, novelas, poemas películas, exposiciones, libros de historia, cuadros, fotos que han pasado por nuestras manos o nuestra vista a lo largo de nuestras vidas.

Sin embargo y a pesar de todos estos elementos, el poder del dinero ha borrado casi de un plumazo, la importancia de un nombre tan sencillo como Sol. Hace ya varios años, una famosa compañía de telefonía, inyectó una importante cantidad de dinero al transporte urbano de Madrid a cambio de anclar su nombre comercial al del nombre de la estación de metro y de cercanías de Renfe.
Cambiaron todo, planos, carteles, folletos e incluso para poder localizar en la web la famosa estación, no debemos buscarla en la “S”, como sería de esperar para cualquiera, sino al final del abecedario, en la “V”



¿En qué cabeza cabe tan estúpida idea? ¿Qué bolsillos se han llenado a costa de destrozar la facilidad de localización una plaza, de un espacio que ha ocultado el Sol por una marca que sólo lo llena de palabras a un alto precio?
Sólo reina hoy en este espacio, la confusión y la negación de la realidad y es que esta plaza, se llama y se llamará Sol pero si como tal la buscas en la web, si un turista quiere localizar esta parada de transporte público, le resultará difícil e igual pensará que han volado esta plaza, que la noche se ha hecho eterna sobre ella y que jamás volverá a salir allí el Sol.

No se puede jugar sólo por el capricho del dinero, del mercantilismo para destrozar la verdadera marca de una ciudad y de los ciudadanos que la habitan, la disfrutan y la pasean. Creo que en este caso, como en otros muchos, el fin no justifica los medios, sólo confunden y despersonaliza un espacio, un símbolo, una historia.