Aprendices a turno completo
Cada día vemos en los medios de comunicación, el incremento de desempleados que
crece como la espuma. Y es que la destrucción de puestos de trabajo es cada vez
más radical. La amortización de puestos, la sustitución de los mismos por
tecnología, modernidad, maquinarias y por supuesto por la explotación de los
que mantienen su puesto de trabajo normalmente en precario o con exceso de
presiones.
Pero hay otra forma de
ahorrar puestos de trabajo y es a costa del usuario. Cada vez es más normal (y
mira que me jode que estos temas se estén convirtiendo en algo normal), que en
las gasolineras no haya personal para llenar nuestros depósitos y en algunos
casos ni tan siquiera hay quien nos cobre, lo hacemos nosotros mismos.
Cada vez visitamos menos las
entidades bancarias y no porque hayamos optado por guardar bajo el colchón
nuestros ahorros por falta de confianza en los bancos y banqueros. Hoy las
gestiones las realizamos a través de internet o directamente en los cajeros y
es más, los mismos empleados (imagino que obligados por sus superiores) te
animan a hacerlo así, en lugar de visitar la ventanilla como siempre se ha
hecho.
Los servicios tecnicos de
reparación de nuestras redes telefónicas, informáticas y similares, a través de
una llamada de teléfono (que normalmente corre a nuestra costa), te obliga a
mover cables, pulsar botones, buscar en tu Pc conexiones que a algunos (como es
mi caso, anciana ignorante de las novedades informáticas) nos parecen
imposibles y desesperantes.
Cuando necesitamos de la ayuda
de servicios más tecnicos, como cuando se nos rompe la lavadora, las cañerías
se obstruyen, o los cables o interruptores dejan de prestar su servicio y nos
dejan en la más absoluta de las oscuridades, ya no aparece un técnico y un
ayudante. Algo que normalmente hacían dos personas, ahora lo hace un único
técnico pero eso si, acaba el usuario ayudando en lo que puede, primero por
evitarle mil pasos que ralenticen su actividad o bien por sentirse tan
reflejado en lo que hace él como uno mismo en su puesto de trabajo.
Incluso en la sanidad, en
muchas ocasiones ya no hay que pasar por el mostrador de atención al usuario.
Hoy nos derivan a las máquinas, a las llamdas telefónicas atendidas por
incómodas maquinas carentes de sensibilidad y de oido o al dichoso internet.
Así, los usuarios
desempeñamos funciones que en años anteriores, eran realizados por empleados,
asalariados. Y todo ello por la amortización de puestos de trabajo conseguida
por la indiscutible sobre explotación de los que afortunadamente tienen un
trabajo quienes han de realizar doble trabajo, más inseguro y con horas extras
no bonificadas ni reconocidas. Pero también los usuarios acabamos relaizando
esas fucniones ante la ausencia de quienes nos lo deberían prestas y sin ver
por ello reducido el precio del servio o cualquier otro beneficio por los
servicios prestados.
¿Quién no se ha llenado el
depósito corriendo algún que otro riesgo que como profanos en la materia
desconocemos? ¿Quién no ha enloquecido en internet buscando dónde y cómo
obtener una cita o bien ha terminado desesperado al realizar mil llamadas a un
servicio atendido por una grabación? E incluso, ¿quién no ha colaborado como
aprendiz para echar una mano al electricista, al fontanero o al tecnico del
frigorifico averiado?
Así es, en las empresas se
ahorran salarios a costa de los usuarios mientras siguen destruyendo empleos,
explotando a sus asalariados y eso sí, obteniendo igual o mayores beneficios
empresariales que normalmente acaban desembocando en sus bonus, en sus bolsillo
y no en la mejora de la empresa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario