lunes, 18 de mayo de 2015

Buenos imbéciles y cabrones


Buenos imbéciles y cabrones



Cuántas veces uno se siente como un imbécil cuando hace algo por alguien? Con qué facilidad se le queda a uno cara de gilipollas al comprobar que se ríen en tu propia cara cuando encima te has preocupado por algo o alguien? Cuántas veces nos hemos identificado con esa frase popular de tan bueno eres que eres tonto. Pues sí, en mi caso, unas cuantas. Y estoy segura de que más de uno/una ha sentido lo mismo más de una vez. Y el que no lo confiesa o miente o bien es un verdadero cabrón.  


Por ello, opté por unirme a estos últimos.  A fin de cuentas son los que mejor viven. El día a día, acaba demostrando que quien se pringa por algo o alguien, al final sale espoleado. Y sin embargo, el que no se moja, queda libre de culpa y además se escaquea de cualquier responsabilidad.
Y acabamos viendo ésto en nuestras vidas comunes y ordinarias y también a gran escala, en los políticos, las instituciones públicas y privadas, todos al final acaban creando la misma escena. En un lado aquellos que se comprometen con alguna causa perdida o que se preocupa por aliviar la vida a alguien.  Y en el lado opuesto, el que haciendo nada, consigue ser alabado por los demás y carece de sensación de responsabilidad.
La cara de tonto que se nos queda cuando hacienda te persigue por 4 duros (Sí, soy vieja y sigo pensando en pesetas) y aquellos que vilmente roban millones, ven sus casos prescritos. El estupor que bulle cuando te niegan un derecho porque al ministro de turno se le ocurrió cierto día eleminarlo de la lista legal y sin tan siquiera contar con la opinión popular. Y por supuesto, la imagen de lila que reflejas cuando alguien te pide ayuda, tu te desvives por el/ella y al final, como dice el refrán, ni pagados ni  agradecidos. 


Pues si, al final opté por afiliarme a ese grupo de cabrones que arrancan su corazón y así, dejan de sufrir. Y sí, llamadme lo que queráis pero los de este club, al final salen indemnes. Y egoístamente piensan única y exclusivamente en sí mismos. Y dándole la razón a Marx, esta brutal sociedad capitalista que hemos creado, nos empuja a ello y desgraciadamente, al final seremos muchos más en este club.
Serán los años y la numerosas bofetadas recibidas pero mucho ha de cambiar mi vida y el mundo en general para que cambie. Cada vez soy más selectiva y hasta lo gratuito como un beso o una sonrisa, cada día los racionalizo más.  Borde? Sosa? Siesa?  Seca? Pues sí y sin gana de cambiar porque cada día me siento mejor actuando así. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario