lunes, 20 de abril de 2020

Arte en los balcones by LaPutaVieja


Arte en los balcones.



Sí, sí, vuelvo a la carga y soy monotemática pero ¿acaso tenemos algo más de lo que hablar en estos días?
Qué demonios nos pasa por la cabeza en estos shows de balcón. De acuerdo, lo que hacen los británicos en Magaluf no es lo más sensato, el balconing no nos lleva a nada bueno pero es que estos días, se ven y se escuchan tantas cosas que igual llevan a más de uno a ejercer ese acto de locura que patentan los británicos borrachos en sus vacaciones en nuestras tierras.



Que nos está pasando,¿que necesidad tenemos de compartir nuestros gustos musicales con el resto del vecindario? ¿Qué necesidad tenemos de subir el volumen de nuestros aparatos musicales para compartir nuestra música con los demás? Ya sufrimos el confinamiento, ya sufrimos la falta de escapadas, salidas con amigos y familiares, libertad de movimiento como para hacer sufrir también a nuestros oídos.
Reconozco que mis gustos musicales pueden ser muy especiales, o tal vez no tanto pero no creo que nadie tenga que sufrir mis gustos como yo tampoco quiero sufrir los de los demás.

Y para más desgracia, nos estamos volviendo casposos, estamos siendo carne de verbena de pueblo. Estamos necesitados de música que hasta en las verbenas más miserables, nos resultaría poco agradable. Estamos recuperando música de los 40 de los 80, estamos recuperando a los Hombres G o a King Africa con la pachanga de Bomba. Estamos recuperando los arranques de Julio Iglesias o Manolo Escobar. Y todo a través de un aparato de música que saca al balcón el “entendido en música” del barrio para disfrute del vecindario. Y lo triste es que aplauden! Sí, como un héroe del entretenimiento, cuando lo único que ha hecho es apretar el botón del reproductor y subir el volumen a niveles insospechados (pobres de aquellos vecinos más cercanos que comparten muro divisorio).



O aquellos que a voz en grito dejan que sus artes de canto inunden las calles del barrio y si al menos lo hicieran bien y durara poco tiempo, al menos sería un esfuerzo que, te guste o no el estilo elegido, es un esfuerzo, es un acto personal. O aquellos que nos “delitan” con sus obras musicales a través de un instrumento musical. Si al menos lo hicieran con un mínimo de nivel, de acuerdo, les daríamos un pase pero aquellos que seguramente no llevan ni un año de clases, deberían esperar un poco para compartir con todos sus artes. O el corneta que la verdad, no sé si es miembro de la cofradía del santo cristo del crisantemo o miembro de la banda municipal pero que igual la canción del paso de procesión o el paso doble cañí, lo borda pero atreverse desde el primer día con el Resistiré, ha provocado lágrimas de horror  a más de un vecino.



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