De saldos estamos ¡oiga!
"Mira guapa, que llevo
la braga de moda y dos por una"
Eso es lo que oigo gritar
desde mi ventana esta mañana.
Es día de mercadillo en mi barrio.
Un poco mas lejos,
alguien proclama como el precio de las cebollas está casi por los suelos. Y no
se trata de una cebolla común sino de las de calidad, las mejores que
uno pueda querer y pueda encontrar. Las voces que anuncian chollos y
exquisiteces, se pisan unas a otras
intentando seducirnos con sus mejores
productos o al menos con sus mejores palabras.
Y he de reconocer que esta escena que se repite cada sábado
bajo mi ventana, me recuerda a algo demasiado familiar. Me trae ciertos recuerdos que periódicamente
se repiten en mi vida y en la tuya.
Sí, y de nada servirá que te escondas
porque acabará llegando quieras o no. Exacto, has acertado, se trata de esa
etapa en la cual piensas que has pasado
a vivir en un cuento de hadas y que a pesar de la mierda que te rodea, quienes
te hablan, abrirán las puertas de un mundo nuevo sacándote de tu círculo de
oscuridad. Y a esa fase la denominamos...."campaña electoral" (léase
esto último acompañado de unos estridente tonos instrumentales de película de
miedo)
Sí amigos, en breve nos regaran por todas partes con el inimaginable maná creado por todos los partidos del espectro político de nuestro país. Nos venderán sus maravillas y bondades, se darán golpes de pecho encumbrándose en sus deseos de cambio y renovación, nos prometerán una vida paradisíaca llena de luz, verdades, mucho amor, respeto y protección en brazos de un poder local, autonómico o estatal.
Comienza en breve el dos por uno de la política, el proceso de venta de ilusiones, mentiras,
falsas expectativas y nobles bondades. Y todo ello aderezado por el lanzamiento de bombas fétidas contra
los oponentes. Con sus mejores palabras, sus cuidados gestos, sus luminosas sonrisas, los
aspirantes políticos desde sus estrados o a pie
de calle, pondrán en su
"mercadillo" esas frutas sazonadas de mentiras para captar votantes.
Y además, los actuales tenedores del goloso poder,
aprovecharán estos meses previos para,
sin vergüenza alguna "comprarnos"
con pequeñas golosinas. Inauguraciones
de espacios públicos que finalmente se
abandonarán, soluciones a corto y medio plazo que nunca se confirmaran o
limpiezas de "fachadas" que
nunca quedaran limpias al contener las más indignantes basuras.
Igual seria mas convincente aquel candidato que a pesar de
todo, sea capaz de mostrar la verdad aunque no guste a nadie. Pero al final, lo
que realmente vende es la cinta en los ojos, esa que nos impide ver lo que no
nos gusta y nos pinta una vida llena de ilusiones.
Miedo me da lo que se nos acerca. Mientras tanto creo que
voy a bajar a echar un ojo a esas cebollas que tan insistentemente ofertan en
la calle. Sopesaré si merece la pena o
no comprarlo, no me dejaré llevar únicamente por el mensaje del vendedor o por
su cara bonita, no quisiera que el también me engañara.
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