La vaca.
En este viejo continente las cosas parece que están cambiando. Y como todo sistema económico pasa por ciclos de prosperidad y decadencia.
En los últimos años, el poder capitalistas lo tenia todo bajo control. Ha controlado a los mercados y a los gobiernos y éstos, han hecho lo mismo sobre los ciudadanos. Pero cuando la falta de decencia, cuando la ausencia de escrúpulos y el ansia de acaparar se expande a límites insospechados (o tal vez no tan insospechados ), el descontrol puede hacer acto de presencia. Y así ha sido.
Hemos vivido en una fase de bonanza en los países llamados desarrollados (los países del llamado tercer mundo quedarían fuera de este análisis ya que son esos países a explotar por el primer mundo y siempre estarán ahí). y durante esa etapa de vacas gordas, el poder económico ha mantenido en el corral al ganado, es decir a nosotros, los ciudadanos. Estábamos en un momento ideal, trabajo, liquidez, explotación y dominación del desfavorecido que nos servía, explosión demográfica. Así que ¿para qué pensar?
Pero por esos abusos del capitalismo, las tornas han cambiado. Y ya no es todo de color de rosa. No es posible ordeñar a la vaca hasta la saciedad porque al final, muere o explota. Y la vaca ha comenzado a revolverse. Y eso lo está percibiendo el capitalismo establecido. Comienza a surgir el miedo a que la población salga de su ceguera y se levante de su sofá acomodado. Por ello ahora interesa empujar, alentar a esos fantasmas de los que nos defenderán. Es necesario crear e incluso financiar a los monstruos que saldrán del armario a destruir nuestra ficticia estabilidad, nuestro sueño sereno. Nos mostrarán a esos enemigos y nos invitarán a correr otra vez al redil de la protección, de esa protección que aún rozando el fascismo nos venderán como única solución y nos dirán que los de fuera de ese establo son el cáncer social.
Seguirán creando ese mundo horrible fuera de los muros del capitalismo moderno para encerrarnos en sus garras. Y seguirán alimentando ese fuego de bandera terrorista nacional e internacional para seguir controlándonos no vaya a ser que lleguemos a despertar de nuestro letargo.
He vivido y visto dictaduras que nos alimentaban con el monstruoso ogro rojo. He visto y vivido las inyecciones que nos ponían de miedo y antifaces de ceguera. Y después, para calmarnos nos regalaban caramelos disfrazados de partidos de fútbol, concursos musicales o escenas holliwoodienses de lujo y glamour.
Despertará el monstruo social o bien seguiremos tragando todo lo que nos vendan, todo se verá y tal vez no falte mucho para ello.
Y qué monstruos son, oh putaVieja sabia? más concretamente..
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