Amputando nuestra lengua
El
inglés se ha convertido en la lengua líder de las comunicaciones y abanderada
de la globalización que nos engulle hoy en día
Sin
embargo, siempre nos quejamos de la necesidad imperiosa y casi vital de
aprender idiomas y cada vez que se nos “exige” en mayor medida, hablar y comprender en inglés. Pero no somos
capaces ni tan siquiera de defender en nuestro día a día nuestro idioma así que
poco podemos o debemos quejarnos
Hoy
el uso de nuestra lengua se ve contaminada por el poder de los anglicismos y
por nuestra vaguería y necedad. Igual es que como soy muy viejuna, mi lenguaje
se ve algo caduco pero me alegro de ser capaz de mantener una conversación
empleando palabras en español sin necesidad de contaminarla con sustitos en
inglés. Ahora la gente no está a la moda sino que es Fashion; No vamos al
gimnasio si no al Gym; No jugamos al baloncesto si no al basket; Cuando estás
conectado a los múltiples canales virtuales desde nuestro ordenador o nuestro
teléfono móvil, estamos online; Y todo
ello porque somos VIP y no personas muy
importantes y que no compramos algo de comida para llevar sino to take away…. Y
seguro que hay cientos y miles de expresiones que ya se han adueñado de nuestro
lenguaje, de nuestra lengua y que aunque tengan su palabra en español, nos
resulta ya extraño no utilizar su versión inglesa.
Pero no necesitamos echar mano de los anglicismos cuando nosotros mismos, nos valemos y bastamos para destrozar nuestra lengua materna. Las muletillas son válidas siempre y cuando cumplan su utilidad como por ejemplo cuando intentamos mantener la atención del oyente o cambiar de tema sin perder el turno de palabra entre otras situaciones. Pero últimamente, son demasiadas las que se emplean aunque no tanto en su variedad como en el número de veces que se usa innecesariamente empobreciendo nuestras conversaciones. Ese ¿vale? o ese, ósea, o insistir en cada frase con un así que o un ¿me entiendes? Provoca que nuestro lenguaje se vea cada vez más limitado en expresiones y vocabulario. Se repiten hasta la saciedad y no siempre con una presencia necesaria.
Y quisiera llamar la atención sobre un error que cometemos últimamente con gran frecuencia y es el odio tan grande que hemos desarrollado por el diccionario o el diccionario de sinónimos y antónimos. La expresión que sigue a un calificativo y a la cual me refiero es por ejemplo, “ no es grande es lo siguiente” . oiga que para eso existe una gran variedad de versiones: “no es grande es grandísimo” o es enorme o incluso podríamos decir que es ¡espectacularmente enorme! Las cosas que “no son caras si no lo siguiente”, puede solucionarse con un carísimo. Es decir, que no hace falta alegar que tras una palabra hay otro nivel de ella sino que tras una palabra, hay otra palabra capaz de expresar ese nuevo calificativo.
Y
tal y como vamos, nuestras nuevas generaciones, no sólo destrozan nuestro
idioma con todo ello sino que además el recorte de palabras en textos escritos
hace que las vocales y muchas de las consonantes se pierdan en mensajes,
correos electrónicos y desgraciadamente, hasta en textos oficiales y/o
exámenes, se ha aceptado por buena esa amputación de letras. No, por favor,
¡¡¡no destruyamos más nuestra materia prima!!!
Aprovechemos
que tenemos un rico lenguaje y no destrozamos lo bueno y bonito de nuestra lengua.